En el mundo de los seguros de salud y vida, la prevención y la protección son valores esenciales. Curiosamente, esta idea se refleja también en una historia fascinante: la de “Resusci Anne”, el rostro más besado del mundo.

Un descubrimiento que salvó millones de vidas
En 1956 se descubrió que la respiración boca a boca podía mantener con vida a una persona en parada cardiorrespiratoria. Fue un hallazgo revolucionario, pero existía un problema: los estudiantes que practicaban la técnica entre ellos a menudo acababan con fracturas de costillas.
Para solucionarlo, el fabricante de muñecas Asmund Laerdal, junto con el médico Peter Safar, creó un maniquí realista para entrenar la reanimación cardiopulmonar (RCP).
El origen de “Resusci Anne” y su conexión con la prevención
El rostro del maniquí no fue elegido al azar. Pertenecía a una joven anónima hallada ahogada en el Sena a finales del siglo XIX, cuya máscara mortuoria inspiró su expresión serena. Así nació “Resusci Anne”, símbolo mundial de la RCP.
Gracias a ella, millones de personas han aprendido a salvar vidas. Su legado nos recuerda la importancia de estar preparados, del mismo modo que los seguros de salud y vida nos ayudan a adelantarnos a los imprevistos.
La importancia de los seguros de salud y vida hoy
Al igual que la RCP salva porque alguien se adelantó al riesgo, los seguros de salud y vida ofrecen tranquilidad. Se contratan pensando en el bienestar y la protección de quienes más queremos. Nos preparan para actuar antes de que ocurra lo inesperado, garantizando seguridad, apoyo y confianza.
Invertir en prevención, ya sea con conocimientos o con un buen seguro, es la mejor forma de cuidar lo que más valoramos: la vida.