Estar bien asegurado es algo que muchas veces no valoramos hasta que llega la adversidad. Hace justo un año, el Este de España vivió una de las peores catástrofes naturales de su historia reciente: la DANA que arrasó especialmente la Comunidad Valenciana. Durante aquellos días vimos imágenes difíciles de olvidar: barrios anegados, vehículos amontonados, negocios destrozados, familias evacuadas de sus casas y, lo más trágico, la pérdida de muchas vidas.

El impacto real de la DANA
El Consorcio de Compensación de Seguros ha abonado más de 3.644 millones de euros en indemnizaciones, tras atender más de 207.500 solicitudes. La mayoría correspondieron a viviendas, vehículos y comercios, aunque también se registraron daños en industrias, oficinas y obras civiles.
Pero detrás de cada número había una historia personal: el coche que un joven utilizaba para trabajar, la tienda familiar que no pudo abrir durante meses o el hogar de toda una vida convertido en barro.
El valor de estar bien asegurado
En medio de la tragedia, el sector asegurador demostró su gran valor: corredores de seguros que acompañamos a los clientes desde el primer momento, más de 1.500 peritos trabajando sobre el terreno y un Consorcio atendiendo miles de siniestros en cuestión de semanas.
La experiencia nos recordó algo esencial: estar bien asegurado no significa tener un simple documento, sino contar con una red de protección real que actúa cuando más se necesita.
Una inversión en tranquilidad
La gran lección de la DANA es clara: estar bien asegurado marca la diferencia. Un seguro bien diseñado puede ayudarte a recuperar tu hogar, tu vehículo o tu negocio tras una catástrofe.
Un año después, recordamos a los afectados y reafirmamos una idea esencial: estar bien asegurado no es un gasto, sino una inversión en tranquilidad y seguridad para el futuro.