Nos pasamos media vida preocupados por darles todo: educación, valores, recuerdos bonitos. Los llevamos de la mano cuando aún no sabían caminar solos. Les enseñamos a montar en bici, a no rendirse, a ponerse de pie después de una caída. Y luego, crecen. Y aunque ya no nos necesiten como antes, seguimos ahí. Como una red invisible. Como ese “tranquilo, yo estoy aquí”.

Lo importante no es estar siempre… si no saber que estarán bien si un día faltas

Nos pasamos media vida preocupados por darles todo: educación, valores, recuerdos bonitos. Los llevamos de la mano cuando aún no sabían caminar solos. Les enseñamos a montar en bici, a no rendirse, a ponerse de pie después de una caída. Y luego, crecen. Y aunque ya no nos necesiten como antes, seguimos ahí. Como una red invisible. Como ese “tranquilo, yo estoy aquí”.

Nos pasamos media vida preocupados por darles todo: educación, valores, recuerdos bonitos. Los llevamos de la mano cuando aún no sabían caminar solos. Les enseñamos a montar en bici, a no rendirse, a ponerse de pie después de una caída. Y luego, crecen. Y aunque ya no nos necesiten como antes, seguimos ahí. Como una red invisible. Como ese “tranquilo, yo estoy aquí”.

Vi hace poco una campaña de televisión que me tocó la fibra. Un padre y su hija compartiendo cenas a lo largo de los años. De niña a adulta. Pequeños momentos sin importancia aparente que, con el tiempo, se convierten en lo más importante.

Y es que no son las cosas grandes. Son esos gestos sencillos los que dejan huella. Quizá no podamos prometerles un futuro perfecto. Pero sí podemos hacer algo mucho más importante: asegurarnos de que, si un día faltamos, ellos puedan seguir adelante sin miedo, sin sobresaltos, sin perder su estabilidad. Sin perderse a sí mismos.

Eso también es cuidarlos. Incluso cuando ya no estemos. Hay herramientas para eso. Discretas, accesibles, pensadas justo para eso: para seguir protegiéndolos pase lo que pase. Y no, no se trata de un gesto frío ni de números. Es una decisión de amor. Pura y simple.

Porque no hay mejor legado que dejarles la tranquilidad de saber que, ocurra lo que ocurra, su vida sigue. Y tú, de alguna manera, también, gracias a un Seguro de Vida que responde ante estos casos.

También te puede interesar