Tarjeta Sanitaria Europea vs. Seguro de Viaje La diferencia entre un contratiempo y una cara pesadilla
Como corredor de seguros, nunca olvidaré el caso de uno de mis clientes en un viaje que organizó de 15 días con la familia el año pasado. Lo tenía todo preparado para sus vacaciones en Italia: billetes, hoteles, excursiones… y su Tarjeta Sanitaria Europea. «Con esto es suficiente», me dijo cuando le sugerí un seguro de viaje.
Dos semanas después me llamó desde Florencia: una caída en las escaleras de la Galería Uffizi había truncado sus planes, el húmero del brazo derecho roto. La Tarjeta Sanitaria Europea le daba acceso al sistema público italiano, pero necesitaba pruebas e intervención y la lista de espera era de semanas. El centro privado podía atenderle inmediatamente, pero con todo costaría cerca de 2.500 euros. ¿Qué hacía? ¿Volar a España con el brazo roto? Aquello suponía cambiar billetes de toda la familia y gestionar un traslado médico… Algo que aparentemente no es grave se convierte en una sitúa difícil.
Por eso siempre insisto: la Tarjeta Sanitaria Europea, aunque útil, tiene serias limitaciones:
- Solo cubre atención médica pública en igualdad de condiciones que los ciudadanos del país visitado. Si su sistema sanitario requiere copagos o ciertos costes adicionales, estos correrán por cuenta del viajero
- No incluye repatriación sanitaria
- No contempla cambios/cancelaciones de viaje por enfermedad o accidente
- No cubre atención en centros privados
- No responde ante pérdida/robo de equipaje
Te sorprenderá saber que ese viaje de 15 días con asistencia médica incluida, traslados de todos los miembros incluido transporte medicalizado, alojamientos y costes de cancelación entre otras garantías, suponía 50 € por persona con una protección integral gracias a un seguro de viaje adaptado a sus necesidades.
Podemos diseñarte la cobertura perfecta para tus vacaciones. No dejes que un imprevisto arruine tu viaje. Hablemos antes de que hagas las maletas.
